Marta ha salvado mi lactancia y mi pecho. Me pasaron su contacto estando yo con una mastitis con un dolor horrible, fiebre y un bebé de tres meses que hacia unas tomas interminables y dolorosas. Donde los demás profesionales simplemente se limitaron a darme antibiótico, Marta me escuchó, me miró a mi el pecho, la forma de succionar de mi bebe y su boca. En seguida detectó el frenillo de mi bebé, en tres meses nadie se habia dado cuenta. Gracias a ella yo he podido seguir con una lactancia sin dolor y mi peque se ha evitado futuros problemas de paladar. Todo esto sin dejarnos de la mano, resolviendo todas nuestras dudas, escuchando y con muchisima empatía.