Llegué a la Academia porque me sentía muy abrumada por cambios que se habían presentado en mi vida. Sentía una profunda falta de autoconocimiento que me generaba una insatisfacción constante. Durante el programa he experimentado una marea infinita de emociones, pero he entendido que ellas tienen un origen y en vez de avergonzarme y/o rechazarlas, he aprendido a empezar a observarlas y emplear la compasión. Entendí que mi vida no se trata de la llegada a un propósito o meta, sino que gran parte de ella implica vivir en presencia y desde el ser.

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Liliana

Academia del Ser